UNA DE HEROES Y HEROINAS
Estamos pasando un tiempo de héroes, a algunos/as no le habíamos adjudicado esta valoración, hacían su trabajo en silencio, estaban callados, todos sabíamos que estaban ahí para cuando los necesitabas, sabíamos de su labor diaria y unos más otros menos pero los valorábamos, a veces también los criticábamos, las personas que trabajan en los Hospitales, los componentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, Fuerzas Armadas, las personas que estos días están surtiendo de alimentos los supermercados y las que trabajan en ellos, un largo etc, a todos ellos en mayor o menor medida le estamos dedicando nuestro cariño y reconocimiento pero nos estamos olvidando de algunos héroes y heroínas, nos estamos dejando atrás intencionadamente a algunos que deberían estar en esa cúspide de la heroicidad pero que no los hemos reconocido aún, siguen haciendo el bien, que es lo que saben hacer, en silencio.
El otro día vi en una placita de mi ciudad donde existe un convento de monjas, un grupo de personas, unas cinco o seis y la mayoría extranjeras que estaban siendo atendidas por estas monjitas, le habían proporcionado comida y vestimenta y alguno salía enseñando una mascarilla hecha a mano por ellas o por algún donante, lo desconozco. Me quede triste ante la seguridad que eso no sería noticia, esa labor llevada a cabo día a día dando en muchas ocasiones lo que ni siquiera tienen es admirable y ni siquiera, repito, es noticia.
Al día siguiente fui a llevar unas donaciones que habían realizado un grupo de conocidos a un convento existente en un pueblo de la provincia, cuando llegué sentí una pena infinita, nos atendió a un amigo y a mí una monjita ya mayor, posiblemente cercana a los 80, se tapaba la cara con una bufanda porque no tenían de nada, ni mascarillas, ni guantes, nada de nada, hacía unos días había fallecido la hermana portera y aun así seguían dando lo que no tenían a los que lo necesitan.
Estos días estoy viendo como los sacerdotes se multiplican para atender a los enfermos, para estar con ellos en el último momento, están en el hospital de IFEMA, en los grandes y pequeños hospitales, saben que las personas a las que atienden están enfermas, la mayoría infectadas con el Coronavirus, pero ellos siguen, y todos ellos monjas, sacerdotes, monjes, todos cuando se recogen rezan también por nosotros, no por ellos mismos.
Están saliendo las cifras de fallecidos de diversos colectivos, pero pocas veces salen las de estos héroes y heroínas anónimos.
No soy de aplausos pero si de oración y hoy pediré por ellos. Que Dios Nuestro Señor y la Santísima Virgen María cuide de ellos.