Templarios en España. Breve reflexión de investidura. dom. Miguel Ángel.


Breve reflexión de investidura – Miguel Ángel

Aún recuerdo el viaje en avión. Observaba desde la ventana los cielos, las nubes y el efecto de la luz del sol sobre éstas. ¡Qué hermosa e infinita es la Creación de Dios! Reflexionaba inmerso en esta contemplación acerca del paso tan importante que iba a dar, quizá algo inquieto por que algo pudiera torcerse, pero poco podíamos hacer ya, solo debíamos permanecer en las manos de Dios y esperar a que saliese como fuera su voluntad.

INVESTIDURA CABALLERO ESPAÑOL

Nos esperaba ya en Bologna una larga odisea de transporte hasta llegar a Poggibonsi, pero la fatiga del viaje no era tal si enseguida se pensaba en el propósito de éste.


Fue un bonito reencuentro el que vivimos en la sede Magistral del Castello della Magione. Volver a ver a los Hermanos italianos y húngaros, reencontrarse con el  Maestre y poder contemplar los animales inmersos en la naturaleza que rodea este hermoso enclave, fue algo mágico.

Saludos, abrazos, complicidad y acogida fraternal fueron los ingredientes de este inolvidable día.

Recuerdo muy bien los momentos previos a la investidura: recogimiento y oración, paseos cortos, reflexiones y contemplación del entorno fueron de gran ayuda para dejarse llevar y vivir el momento, el nuevo paso, el inicio de un camino de compromiso.

Durante la investidura todo fue como un sueño donde el tiempo se detenía. Tumbado en el suelo, el viejo hombre “moría” para después volver a “nacer” a una nueva vida, a una nueva actitud, a un nuevo compromiso.

Tumbado en el suelo, sólo el oído era testigo de los cantos, oraciones y movimientos de los hermanos. Al ponernos en pié después, comenzó el ritual visual, lleno de símbolos, miradas y labios que oran a Dios por nuestro nuevo Camino.

INVESTIDURA CABALLERO ESPAÑOL

El significado de la espada, la imposición del manto blanco con la cruz bermeja, el espaldarazo, la pescozada, el ósculo de fraternidad y los abrazos…todo ello iba anidando en mi corazón paso a paso, como recordatorio de la nueva vida en la Orden, del nuevo camino emprendido en comunidad.

La convicción, la fé y la esperanza alimentaron mi corazón durante el ritual, que, al llegar a su fin, regó mi alma de alegría y agradecimiento a Dios.

Ahora, como uno más de tantos caballeros, toca incorporarse al trabajo en común, a servir en nuestro compromiso por la fe, los peregrinos y la Iglesia.

Comienza el Camino, pero no estoy solo, voy con mis Hermanos. Vamos todos con Dios, sin conocer nuestro destino, pero creyendo en nuestro camino a través de la fé y el combate interior.

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