La Acogida Cristiana en el Camino: Albergue de Tosantos.
Este lunes pasado con motivo de seguir con los trabajos que estamos llevando a cabo para preparar la casa que tenemos en Redecilla del Camino, de cara a poder atender dignamente a los peregrinos que se acerquen durante su transito por el Camino de Santiago, dos de los componentes de esta Preceptoría cumplimos un deseo que por circunstancias aun no habíamos tenido tiempo de llevar a cabo, fue la visita al albergue de Tosantos.
Aunque realmente ya habíamos oído hablar de él, no por ello dejó de impresionarnos lo que allí vivimos.
Nada más llegar nos presentamos y fuimos recibidos por José el hospitalero, nos recibió con un café y comenzó a contarnos sus vivencias en el Camino, como comenzó todo hace ya más de veinte años, como eran las primeras peregrinaciones que él hizo, durmiendo en portales de iglesias o donde les dejaban.
A continuación nos habló de como llevaba el albergue, nos leyó un pequeño libro escrito por él con algunas normas, pocas y nada restrictivas, todas enfocadas a crear ese ambiente de comunidad de peregrinos en la que todos participan y nadie se siente solo.
Por último nos enseñó el albergue, nos mostró fotografías antiguas de cómo se encontró y como está ahora, realmente una historia de fe y de constancia, sin ambas habría sido imposible crear algo tan auténtico, sin grandes comodidades, pero acogedor, se respira bondad, hospitalidad, se respira sobre todo la presencia de una persona de fe que impregna todo lo que se hace en el albergue, nunca mejor dicha la frase de “Nada para nosotros Señor, Nada para nosotros, sino todo para tu Gloria”.
Gracias a esta persona que destila grandeza a través de su humildad, y a todos los que con él han colaborado en levantar ese albergue, pudimos ver algo de lo que queda poco en el Camino de Santiago, la verdadera acogida cristiana basada en el amor al prójimo, pudimos ver la cara humana del Camino en el que hoy van predominando poco a poco otros valores, y pudimos ver una historia de superación ante las muchas adversidades que ha supuesto levantar desde la nada esa casa que se encuentra para recibir a todo el que inicia el Camino de la búsqueda, la búsqueda de Dios.
Como nos dijo José con toda razón, el Camino somos cada uno de nosotros, es cada uno de los peregrinos que llega, descansa y se marcha continuando esa búsqueda interior de la verdad, esa verdad que le preguntaron a Jesús ¿Dónde está la verdad?, ¿Qué es la verdad?, en eso no debemos tener duda de que la verdad es la palabra que viene de Dios.
Tras finalizar la visita salimos con esa inyección de moral que te da ver como una persona que a través de su fe, y con tesón, constancia, derrochando humanidad está dejando una huella imborrable en el Camino, un ejemplo de cómo podemos dar cumplimiento a nuestra Regla a través de la verdadera hospitalidad cristiana y un ejemplo de trabajo desinteresado.
Hoy día hay mil excusas para no hacer nada, todos las utilizamos aun sabiendo que a fuerza de repetirlas sólo nos sirven de justificación a nosotros, pero no a los que nos rodean, decir que uno siempre está ocupado para excusarse, acomodarnos en la zona de confort desde la cual creemos que con lo que hacemos ya hemos hecho bastante, etc, etc, esa es la elección errónea del Camino que hacemos cada uno, la elección que nos hará arrepentirnos de las oportunidades perdidas de mostrarnos a nosotros mismos nuestro compromiso con el peregrino que se nos presenta pues Dios está en cada uno de ellos.