Templarios en España. Militia Templi en el Camino de Santiago. Día 10 de Agosto de 2024
Sábado tranquilo y caluroso, pocos peregrinos. Pero sin embargo si nos han regalado experiencias de gran fe.
Siempre nos sorprende ver llegar al peregrino cansado del camino y sudoroso, como se despoja de la mochila y tirándola al suelo, como el que busca desesperadamente un breve descanso al frescor de la iglesia.
Pero no, se adentra en la iglesia y bien en un banco, o de rodillas ante una imagen, o simplemente de pie ante el altar mayor; dedica unos momentos de oración y no a descansar.
Vemos oraciones, diríamos de compromiso, de hola y adiós, de rogativas; por la familia, por el amigo enfermo, por uno mismo. Pero también vemos oraciones que son de vaciarse ante el señor.
Son largas, pausadas, de rodillas o sentadas. En conversación íntima y sincera con el Señor. Se dan gracias, se pide, pero sobre todo, hay un vaciarse de todo lo que se trae a la espalda, una vez soltada la mochila a la entrada, nos quedan las cruces y es momento de ofrecerlas al Señor.
Las lágrimas, es inevitable, se hacen presentes y rebuscamos un pañuelo que nos ayude a continuar y recuperar la conversación con el amigo que nos acoge y escucha. Con una sonrisa cómplice nos dice adiós al salir.
Suele ocurrir que al ser sábado tengamos alguna visita, no de peregrinos, sino de gente de los alrededores que aprovechan el día para hacer turismo cultural.
Hoy ha sido uno de esos días, nos ha llegado una pareja de Vitoria. Venían expresamente a ver la pila bautismal, según nos dijeron era la tercera vez que venían y nunca pudieron verla, por estar la iglesia cerrada. Alguien les había dicho, que estábamos nosotros aquí y por eso han venido.
El agradecimiento y muestras de cariño ya se pueden imaginar. Aunque no somos guías turísticos, pero también es interesante atender a estos visitantes interesados por el arte, ya que en la mayoría de las veces aprendemos mucho de las explicaciones que ellos mismos nos dan. Esto a la vez nos permite repetirlo al siguiente peregrino.
El Camino siempre fue fuente de comunicación y transmisión de cultura. Y hoy sigue siendo igual, un río humano, variopinto y multicolor, lo que siempre es enriquecedor.
Con esta crónica nos despedimos por ahora, de Redecilla del camino, agradecidos e ilusionados por volver pronto. Ahora toca volver a casa y dejar a otros hermanos que continúen con esta labor de acompañar a los peregrinos en la iglesia.
Paz y bien, hermanos