Romería relatada en honor de Nuestra Señora de Ayago. 22 de Agosto de 2020
Adorada y dulce Madre de Redecilla, por primera vez, desde que se tiene conocimiento en la Historia, tus hijos redecillanos no te acompañaran hasta tu morada en las Dehesas de Ayago, no habrá danzas en tu honor ni vítores. Las circunstancias extraordinarias impuestas por motivos de salud nos lo impiden.
Lo que es imposible impedir es que te acompañemos espiritualmente, pero no sólo hasta la ermita de Ayago, que es tu hogar por unos meses, sino hasta el corazón de todo redecillano que es tu verdadero hogar hasta el final de sus días.
Escucha Madre el murmullo expectante de la muchedumbre que se apelotona a la puerta de la iglesia de Redecilla esperando tu salida.
Ya están los danzantes nerviosos para dedicarte cada paso, cada esfuerzo, cada gota de sudor o lágrima, como ofrenda agradecida por tu protección constante.
Llevan un año esperando éste momento, se han preparado duro para honrarte, visten sus galas en tu honor.
A la cabeza de ellos el Cachiburrio consciente de la responsabilidad que supone dirigir las danzas y representar al Pueblo ante tu presencia.
Todo es expectación que se torna en emoción cuándo apareces ante tu pueblo y comienza la alegría de la música y la danza.
Virgen de Ayago,
al salir de tu parroquia,
tu aposento veraniego
tiende la mano y verás
todo este inmenso gentío
que te quiere acompañar
hasta tu ermita de ayago,
o hasta donde sus fuerzas
les puedan alcanzar.
A la Virgen de la Calle
le darás la despedida
y a los Santos que hay adentro
que te han hecho compañía.
A tí glorioso San Roque
te suplico que le digas
que nos libre de la peste
al pueblo de Redecilla.
Y nosotros los danzadores
con toda la muchedumbre
danzándote con anhelo
escalaremos la cumbre.
¡Danos la mañana fresca!
Después de las emotivas palabras del Cachiburrio nos ponemos en marcha hasta tu morada invernal.
Precede la comitiva el estandarte, anunciador de tu presencia, yendo detrás nuestros danzantes al son de la música y todo el pueblo a tu alrededor acompañandote en calurosa despedida sabiendo que, en unos meses, volverás a visitarnos
La comitiva enfila la Calle Mayor, Camino de Santiago, algún solitario peregrino observa sorprendido tu paso escoltada por el pueblo de Redecilla.
Resuenan de nuevo, en ésta calle milenaria, los sones de la música y las castañuelas de los danzantes en tu honor mientras avanza la marcha.
Se ensancha la calle en la Plaza Mayor mientras los rayos de sol reverberan en tu excelsa figura haciendo inolvidable la imagen para quien te observa avanzar.
Continúa la marcha entre sones y danzas atravesando el pueblo en busca de la salida hacia los campos.
Atravesamos la carretera que cruza Redecilla dividiendo y comunicando a la vez. El mundo se detiene a tu paso, da igual la prisa que tenga el conductor del coche o el transportista del camión, respeto ante el paso de la Señora de estas tierrras.
Ya asoma la nogala esperando el paso por su vera de la más Bella de las Mujeres y, tal vez ayudada por la brisa, inclina su copa como señal de respeto ante nuestra Madre de Ayago.
Continúan las danzas entre campos y rastrojos y a cada paso de danzante y avance de la comitiva se suma nuestro agradecimiento hacia Vos, Señora nuestra, por velar por nuestros cultivos.
Ya llegamos al Olmo dónde nuestros mayores se despiden de tí hasta el año que viene. Te rogamos Madre Nuestra que los protejas durante los meses venideros, ellos te tendrán presente cada día en sus oraciones.
Virgen de Ayago,
en un anchuroso monte
lleno de picos y cerros
en sus cumbres se respira
dulce aroma de los cielos.
Entre monte y pico pasa
el murmullo de un arroyo
que con agua cristalina
lo riega y endulza todo;
riega esos montes y prados
llenos de gran verdura
que atraen la mirada
de su divina hermosura.
A ese monte tan ameno
nosotros te acompañamos
danzándote con anhelo
y muchísimo entusiasmo.
Mujeres, niños y ancianos
que subir no pueden más
con lágrimas en los ojos
despedirse quieren ya.
Te dicen los infelices:
“Virgen santísima de Ayago,
si nos das salud y fuerzas,
te acompañaremos más años”.
Y el día 15 de mayo
por esta carrera brillante,
si nos das salud y fuerzas,
saldremos a esperarte.
Y nosotros los danzadores
con toda la muchedumbre
danzándote con entusiasmo
escalaremos la cumbre.
¡Viva la Virgen de Ayago!
Escuchadas las acertadas palabras que te dirige el Cachiburrio reanudamos nuestros pasos hacia los montes de Ayago siguiendo siempre el ritmo de la música y de los danzantes.
Nos acercamos a los lindes de Redecilla con Bascuñana. El Cachiburrio nos recuerda que abandonamos Redecilla…… Será por poco rato.
Virgen de Ayago,
ya entramos en la jurisdicción
de Bascuñana y San Tirso
y dejamos la de Redecilla,
que es un bello paraíso.
Todo este inmenso gentío,
que ves allí en caravana,
todos son devotos tuyos,
Vecinos de Bascuñana.
¡Viva la Virgen de Ayago
Volvemos al territorio de Redecilla, “ese lindo paraíso” como nos narra nuestro Cachiburrio.
Virgen de Ayago,
ya dejamos la jurisdicción
de Bascuñana y San Tirso
y entramos en la de Redecilla
que es un bello paraiso.
Esas pendientes montañas
ninguno temerá subir
porque con tu protección,
nadie podrá sucumbir.
Todos agitan el paso
y marchan con decisión
para llevarte pronto
al lugar de tu aparición.
Viva la Virgen de Ayago!
Cruzamos Villosceros, antiguo barrio de San Martín, donde antaño empezaron a construirte la ermita no siendo de tu agrado el lugar por lo que milagrosamente lo que se construía de día se derruía de noche.
Llegamos a la lápida, lugar emblemático éste aunque de amargo recuerdo. Hace ya casi un siglo, pero ningún hijo de Redecilla olvida aquel infortunado traspiés que hizo que su más preciado tesoro cayese a tierra.
El lugar nos recuerda que todos podemos tropezar en ésta vida, que después del disgusto de la caída viene lo importante; ponerse de pie, recomponerse, y seguir caminando con la lección aprendida.
Nuestro recuerdo y agradecimiento a todos aquellos que a lo largo de la Historia portaron las andas sobre los hombros con tu excelsa figura por éstos caminos.
Después del emotivo canto de la Salve castellana en honor de nuestra Madre María nos ponemos de nuevo en marcha hasta la próxima parada que será la morada de Nuestra Señora.
Disfrutamos de la música y las danzas en el tramo que nos queda que sin duda es el más bello del camino, rodeados de los árboles de las dehesas de Ayago.
Ya llegamos a Los Eríos, dónde clarea la vegetación y empieza la pendiente hacia la Cerrada, último esfuerzo para quienes te portan y te danzan.
Nos acercamos a tu casa, Madre, se ve el arco de ladrillo que marca la entrada a ese pequeño paraíso que es tu refugio invernal.
Cruzamos el Arco con la emoción contenida de quien pronto tiene que despedirse de un ser querido.
De repente la música nos saca de tan triste pensamiento y al ritmo de la contradanza se vuelve frenética la danza de nuestros mozos y mozas que hacen un último esfuerzo por complacerte.
Nuestros danzantes quedan extenuados por el esfuerzo y orgullosos por haber culminado tan ancestral baile ante su Señora.
Llega el momento de las despedidas, el primero en despedirse de Vos es el Cachiburrio
Salve Virgen de Ayago,
Santa imagen celestial,
que te apareciste en una Haya
para poder(te) adorar.
Hace años a una gente
una historia oí contar
y toda ella se refiere
a una aparición triunfal:
Dicen que por estos lugares
se hallaba una pastorcilla
cuidando de su rebaño,
cuando a la pastoricilla
se le apareció una imagen:
Nuestra Señora de Ayago.
Dicen que Vos la mandasteis
al pueblo de Redecilla;
pero ella, confundida,
se fue a la villa vecina:
El pueblo de Villarta Quintana.
Todo enarbolado
subió como una enjambre
a ver a la Virgen de Ayago;
mas, cuando llegaron aquí,
el Haya estaba vacía:
Vos quisisteis que primero
fuera un pueblo: Redecilla.
Cuando marcharon todos
dijiste a la pastorcilla:
“Ve y avisa
al pueblo de Redecilla”.
Esta vez la pastorcilla
no tuvo equivocación
y todo el pueblo bendito
creyó de corazón.
Cuando llegaron aquí
y a la Virgen encontraron,
todos los redecillanos
de rodillas te adoraron.
(Quisieron hacerte un santuario,
allá, en el río Villaorceros;
pero cuenta la historia
que (por muy fuerte que) lo hacían por el día,
por la noche se caía.
Hasta que lo hicieron
en el lugar de tu aparición,
donde hoy te venera
el pueblo de Redecilla).
Y desde entonces a hoy,
siguiendo la tradición,
tres veces aquí subimos
en devota procesión.
En rogativas vendremos
para allá el mes de mayo
para que cuides de nuestro pueblo,
nuestras casas y nuestros campos.
Nosotros los danzadores
te pedimos y rogamos
que nos des salud y fuerzas
para danzarte más años.
Adiós, Virgen de Ayago,
que me voy a despedir
hasta el 15 de mayo
que vengamos a por Ti.
Adiós, Virgen de Ayago
que a tu capilla vas a entrar,
si en algo te he ofendido,
creo me perdonarás.
¡Hijos de Redecilla
Y demás pueblos comarcanos
Gritad con todas las fuerzas!
¡Viva la Virgen de Ayago
Una vez dentro de la confortable ermita que será tu morada durante el invierno nos toca despedirnos a los que hasta aquí te hemos acompañado, pero no te decimos adiós sino hasta luego….. Llegará de nuevo la primavera y cuándo el campo éste más florido y bello volveremos a buscarte. Hasta el 15 de mayo Madre querida, Señora de Ayago.
TEXTO MILITIA TEMPLI y Chechu Sierra
SERMONES DE LA DANZA
DE REDECILLA DEL CAMINO Edición José Mª Villar 9/1975